miércoles, diciembre 10, 2008

LA MENTE ES LA CASA

Si la conciencia es esa ventana por la que miramos el mundo,

la Mente es la casa donde está la ventana.


Si la conciencia es ese espejo en el que el Yo se mira,

la Mente es la habitación donde está el espejo.

miércoles, diciembre 03, 2008

martes, noviembre 18, 2008

apunte/sueño

No solo los personajes tienen una historia que queremos contar: también los lugares en donde se mueven y las cosas con que interectúan, tienen una historia y se encuentran en un momento particular... Cuando los personajes entran en contacto con algo, es el momento de relatar su historia, si es que esta merece contarse.

martes, noviembre 11, 2008

comen con prisa
orinan con prisa
cagan con prisa

para correr a sentarse
frente al televisor

miércoles, octubre 22, 2008

Máximas mínimas (Los días y sus dones, 1980-2001)

El Tiempo es un gran humorista: todo lo convierte en caricatura.
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No diré que sé lo que ignoro, ni que ignoro lo que sé.
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El cielo puede compartirse pero el infierno siempre es personal.
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Las luces del ingenio encandilan la mirada pero no iluminan el objeto.
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Un escupitajo sirve para limpiar un rostro ensangrentado.
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Haz del tiempo tu aliado.
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Día a día, uno puede hacer la diferencia.
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Desconfía siempre de los que escriben con mayúsculas: ésos, más que nadie, se creen en la razón…
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No tiene sentido vivir peleando contra uno mismo: ¡Vive como sos!
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Quiero lo que hago y hago lo que quiero.
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Todo regocijo es gratitud y toda gratitud bienhechora.
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La única autoridad que debería reconocerse es la que emana del conocimiento.
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Recibimos el amor que necesitamos cuando somos capaces de compartirlo.
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El infierno es la conciencia del sufrimiento y el dolor inflingidos a los demás.
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Vivimos para experimentar con nuestra existencia las leyes que rigen el universo.

viernes, septiembre 26, 2008

MASCULINO (Los días y sus dones, 1980-2001)

En nuestra sociedad, la desconección emocional es un rasgo masculino.
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Nada más turbador e inquietante para los sólidos machos sin fisura, que un hombre capaz de contener e incorporar lo Femenino.
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Ahora me resulta claro que la fijación machista con el coño, con el agujero femenino, responde a la necesidad de taparlo, sellarlo o silenciarlo, pues su eterna disposición a la abertura, su virtual insaciabilidad, es vivida como un desafío insostenible y experimentada como el fracaso del falo.
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Tarde sin lluvia de invierno y yo aprovecho para caminar por San José. En sentido contrario, se acerca una mujer bellísima. Al cruzarnos, me derrito: “¡Es usted hermosísima!” A media cuadra de ahí, un tipo observa la escena. Sigo mi marcha y, cuando llego donde él, me resulta imposible no compartir mi asombro: “¿Vió que maravilla?”, exclamo. “Una mujer así deja sin aliento a cualquiera”. Los pequeños ojos cafés del tipo asienten, pero en lugar de coincidir, me dice: “Estaba linda, sí, pero cuando pasó por aquí, el viento le pegaba el vestido a la entrepierna y se le veía tamaño bulto ahí. Parecían trapos; de seguro andaba con la regla…” Toda mi incredulidad debe asomar a mi rostro, porque el tipo se siente obligado a agregar: “No, estaba bonita, sí. Pero ese problemita lo tienen todas, ¿verdad?” Y antes que yo pueda decirle nada, da media vuelta y se larga.
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El padre que viola a su hija y ve a su madrecita como lo más sagra­do: eso es cultura patriarcal.
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Machismo es la sensación, más o menos confusa, de que después del encuentro amoroso las mujeres deben agradecerte.

domingo, agosto 31, 2008

Cita citable

"Necesitamos historias de ficción para entender el mundo. Más allá de las vaguedades que suelen improvisar los escritores acerca del valor de la literatura está la evidencia científica de que la mente humana sólo puede dar sentido al flujo caótico de la experiencia sometiéndolo a la disciplina de modelos narrativos estables."

Antonio Muñoz Molina

jueves, agosto 28, 2008

LITERATURA (Los días y sus dones, 1980-2001)

La tendencia a superponer y confundir los planos de “la realidad” y “la literatura”, es expresión de un conflicto, mucho más profundo, entre la idealización fantasiosa y la aceptación de la realidad. Los personajes que optan por vivir en las páginas de un libro revelan una tendencia delirante y escapista. Por otra parte cabe preguntarse si no es ese, precisamente, el espíritu de casi toda la literatura “moderna”. En este sentido todos somos epígonos de Cervantes, quien en el Quijote/Quijano radiografió por primera vez este conflicto.
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La literatura psicologista, el realismo psicológico, la narrativa de personajes, etc., no tiene ahora interés para mi. Demasiado cacareo, demasiado ensalzar los ires y venires, los dimes y diretes de un "yo" por lo demás incierto, cuando no irrisorio. Me acerco más a la propuesta del texto de ficción que se evidencia como tal, que no se quiere sucedáneo de "lo real": la alegoría y el relato metafórico siguen siendo una posibilidad, pero también la farsa, el relato fantástico, el humor…
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Toda la literatura no responde más que a la absurda pretensión de mostrar en el lenguaje lo que está fuera del lenguaje.
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El relato de ficción: fantasma de un fantasma, aparición de una aparición. A la ficción argumental se suma la ficción semántica, la ambigüedad del lenguaje. No se trata, como creía Platón, de degradaciones sucesivas, fatalmente traicioneras, de una realidad última, ideal e inmutable, sino de traducciones de un ámbito contiguo, de los impulsos de un mundo paralelo que pugna por aparecer.
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En el fondo de toda literatura, de toda obra de creación, hay siempre una antropología.
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La literatura ha de ser un pretexto y un camino para hablar sobre la vida.
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No sólo hay que desconfiar, es preciso impugnar la división estricta de los géneros literarios. Pero no es que lo narrativo, lo poético y lo ensayístico no se distingan, es que la vida los contiene o los incluye a todos, y a eso mismo debe aspirar la obra.
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Veo tres niveles como círculos concéntricos para analizar un texto: el del texto en sí mismo –estructura y escritura–; el de la intertextualidad –los otros textos, la tradición–, y el de su inserción y relación con su época y su sociedad –su "más allá", su universo referencial, para decirlo pedantemente–.
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Cortázar: la ciudad y los gatos.
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Si buena parte del sustento de la actividad creadora es la con­testación, los escritores costarricenses no hemos sacado provecho de nuestra debilidad: con una situación política relativamente estable, y con significativas áreas de la vida social caracterizadas por su democratización (antes que ninguna, el consumo), la posibilidad de contestación que tenemos no es sólo la de la injusticia del Sis­tema, sino la de su esencial equivocación. Este tema, más propio de los llamados "países desarrollados", ¿qué filones ofrece desde la perspectiva de un país marginal?
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Aquella era una mala novela muy bien escrita.
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Con Kundera parece llegar a su fin la novela del yo, del sujeto, de la subjetividad. Él no necesariamente simpatiza con sus personajes: realiza en ellos una vivisección existencial, los examina desde algo que a veces parece crueldad. Es la culminación previsi­ble de todo el proceso de "psicologización" de los personajes novelescos iniciado a mediados del siglo XIX, que recibió un segundo aire con Joyce, Proust, Woolf, etc. La primera reacción ante la crisis de esta novelística de la subjetividad ha sido un retorno, muchas veces banal, a los relatos de aventuras, la recuperación de la tradición épica de la que tam­bién es hija la novela.
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Quizás (o quizás sin duda), ahora son menos que en la adolescen­cia los escritores que me producen algún impacto, con quienes consigo entenderme. Pero también sin duda, y por ello mismo, su impacto es mucho mayor.
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"La generación del caparacho": en los 60's se inicia el proceso hacia la "subjetivización" del mundo narrativo en la literatura costarricense; el contorno social se desdibuja y el foco de atención se centra en el individuo. Esto coincide plenamente con la modesta urbanización de San José. Quizás por eso mismo, también, en los años 70 se produjo una abundancia bíblica de poetas y una ausencia casi total de narradores.
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Hay dos razones para que un creador se niegue a mostrar su obra: porque considera indigna a su criatura, o porque consi­dera indignos a los espectadores. ¿A cuál de ellas respondía, por ejemplo, Kafka?

miércoles, agosto 13, 2008

Apunte 2

En la escritura de esta historia a veces me guía la música y a veces la imaginación. Y pocas, muy pocas veces, he debido recurrir a la razón... (Tan solo para el diseño general, la gran arquitectura.)

lunes, julio 28, 2008

APUNTE

En la novela que escribo en la actualidad, se me plantea una especie de disyuntiva entre la eficacia argumental y lo que podríamos llamar la riqueza o –mejor aún– la densidad narrativa. Por una parte está la trama o argumento que organiza y precipita a los personajes en la acción; por el otro está el deseo o la necesidad de ensanchar el mundo de los personajes con sus impresiones, percepciones, pensamientos, imaginaciones, etc. Permanentemente advierto la tensión entre precipitarse en la trama argumental como quien se abandona a la corriente de un río, o demorarse en el mundo recreado dotándolo de espesor y densidad. Mientras el argumento puede graficarse con una línea horizontal –ilustrativa, además, de la temporalidad propia de la acción narrativa–, la densidad podría graficarse mediante el grosor de dicha línea: una línea demasiado delgada empobrecería el relato hasta reducirlo a su puro andamiaje, las acciones desnudas propias de un guión audiovisual, pero una línea demasiado gruesa atentará contra el interés del lector al impedirle especular, anticipar y dialogar con el curso de las acciones.

sábado, julio 26, 2008

En un entorno en el que todo está reglado, donde los mensajes nos avasallan permanentemente y todo está hecho para significar (aunque signifique tonterías), solo en lo fortuito, en lo aleatorio y en lo aparentemente insignificante asoman la libertad, el gozo y el significado profundo y misterioso de la vida.

viernes, julio 04, 2008

LEY (Los días y sus dones, 1980-2001)

Nos han hecho creer que la ley de la selva es únicamente competencia y “sobrevivencia del más fuerte”, pero lo cierto es que también es cooperación. Nada existe por y para sí mismo, todo se prolonga y expande en lo demás; cada ser depende de otros y a otros respalda, nutre y sustenta. Esta es “la otra” ley de la selva.
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Un policía pasa frente a un niño de la calle que mendiga tumbado en el suelo. El policía sigue de largo con la misma indiferencia de los demás transeúntes. ¿Qué ley perversa es la que resguarda?
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Cada generación tiene un momento para cuestionar la ley, pero cada generación deberá también, en algún momento, encarnarla…
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Cosecho el dolor de mi propia incongruencia.

miércoles, junio 04, 2008

ridículo

Uno de los aspectos más ridículos de nuestra civilización, es que el contacto y la continuidad entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos sea tenido por misterio amenazante o por mera charlatanería, cuando es tan natural como los árboles y los ríos...

martes, junio 03, 2008

artesanía

El amor es una artesanía. Desde luego puede haber –y hay– momentos de grandeza e inspiración, pero no son ellos, sino la constancia, la aplicación y la humildad, lo que pesa en la balanza y determina su suerte.

martes, mayo 20, 2008

LUCHA DE CLASES

El problema con la lucha de clases es que los triunfadores no son necesariamente mejores personas. (La mejor prueba de ello es precisamente el estatus quo: ¿quién podría decir que en el orden imperante los dominadores son "mejores" que los sojuzgados?). Por otro lado, convertida en programa político, la lucha de clases termina reducida a incitación a la revancha y la violencia vindicativa... La evolución será ética –y por ética quiero decir: de la conciencia– o no será.

miércoles, abril 23, 2008

INSTANTÁNEAS (Los días y sus dones, 1980-2001)

Los árboles son bailarines congelados en mitad de un movimiento.
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…y de pronto la luna llenó el valle…
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Salgo de casa, y las montañas me rescatan del abismo.
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Abro las cortinas y desnudo la mañana.
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La noche se escurrió por la ventana.
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…Permaneció suspendido, contemplando el movimiento inmaterial de sus pensamientos…
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Las cajas de aire acondicionado, prendidas de los edificios como garrapatas…
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…El resplandor satinado de los eucaliptos…
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Esta tarde es tan maravillosa que hasta el viejo león del zoológico dejó de quejarse.
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La tocaba como se toca un violoncello.
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Sus ojos bostezaron un parpadeo.
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… A esa hora la ciudad eructa maravillosas bocanadas de gente…
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…Y en los dorados caminos fueron embellecidas por la belleza natural de la tarde…
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De pronto, en la calle, la sonrisa de un desconocido te conmueve hasta las lágrimas.
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En otoño siempre debería sonar un violoncello.
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Un indigente destruido por la droga se mira detenidamente en los espejos que hay en la vitrina de una lujosa joyería.

sábado, abril 12, 2008

Miller, épica y picaresca

A menudo se nos advierte del peligro de regresar a los viejos amores: mejor mantenerlos en el recuerdo, pues fue en el pasado donde tuvo lugar el encuentro que contribuyó a transformarnos en lo que somos hoy. Con la literatura ocurre lo mismo. Nuestra vida está marcada por una serie de lecturas que se superponen en el tiempo y nos van definiendo. Por ello no he querido volver a Miller y conservo intacto, en cambio, el recuerdo de la pasión que me produjo su lectura. Han pasado cerca de 25 años desde que devoré, uno tras otro, los dos Trópicos y los tres volúmenes de la Crucifixión Rosada. Además de intensa y relampagueante, la lectura de sus libros fue una pasión compartida con un grupo de amigos, algunos de los cuales éramos –o aspirábamos a ser– “jóvenes escritores”.
Ante un autor cuyos libros amamos, como ante el recuerdo de una antigua amante, cabe preguntarse qué fue lo que nos capturó, de dónde surgieron su influjo y su hechizo. Pero no se trata de diseccionar una pasión sino más bien de rendir homenaje a los dones recibidos.
En el caso de Miller, no tengo duda de que me sedujo de entrada el carácter testimonial de su obra, esa forma radical de colocarse como personaje central de sus libros. Esta “apelación a la sinceridad” sobre la que se erige su narrativa es, al mismo tiempo, engañosa y seductora. En un momento vital en el que se valoran los hechos por sobre todas las cosas, semejante recurso resulta fascinante. Desde este punto de vista Miller es lo opuesto de Borges, maestro de la fábula, la parábola y la elucubración.
Sin embargo, también entonces me resultaba evidente que las páginas de Miller abundan en mistificaciones, excesos y exageraciones. Así, parte de su originalidad acaso reside en la subversión de un código largamente asentado en la tradición occidental: lejos de proponerse recrear vidas ordinarias –aspiración última de todos los realismos– uno de los propósitos de sus libros es dotarse a sí mismo una vida fabulosa y extraordinaria. Hay, así, una cierta épica –épica nimia, épica de lo cotidiano, si cabe la expresión– en la narrativa de Miller, algo desmesurado y voraz que, sin embargo, tiene lugar en un mundo ordinario y reconocible.
Más precisamente, diría que Miller nos ofrece una picaresca en la que él mismo es el personaje central. Como toda picaresca, la suya tiene lugar en los “bajos fondos” de la sociedad, en su caso la sociedad parisina (y en Trópico de Capricornio, newyorkina) de la primera mitad del pasado siglo. Así surge un retrato de la vida de los suburbios y sus habitantes, un vasto mural en cuyo centro se encuentra siempre el propio Miller: un desgraciado que a menudo no tiene dinero para comer, un hombre “sin oficio ni beneficio” que, al promediar su vida, se encuentra en una intensa –y con frecuencia confusa– búsqueda de sí mismo; alguien para quien la escritura y la creación se anuncian constantemente como una promesa, pero que pasa la mayor parte de su tiempo “sableando” conocidos, divagando sobre temas variopintos o consumando hazañas sexuales a menudo exaltadas por su imaginación.
Si esto fuera todo, la obra de Miller ofrecería una picaresca pero no habría asomo de una épica. Así, más allá de las pequeñas aventuras y desventuras cotidianas, hay al menos dos cosas extraordinarias en este mundo. En primer lugar, existe una confianza casi ilimitada en el porvenir, una fuerza que empuja permanentemente al Miller-personaje hacia delante, por sobre todas las adversidades. Este optimismo tan vital, esta frescura irracional –en el sentido de contraria a toda razón– resultan poderosas y sobrecogedoras. En este sentido Miller es profundamente norteamericano y puede reivindicarse como heredero legítimo de Withman. Por más críticos que sean con su país, este acendrado “vitalismo” es palpable en la obra de otros grandes narradores norteamericanos de la época (Steinbeck, Faulkner, Hemingway, por ejemplo) y acaso traduzca el último resquicio donde anidó el sueño americano.
Emparentado con ese optimismo rabioso e instintivo, la obra de Miller está transida también por un profundo y desafiante anticonvencionalismo que va más allá, mucho más allá de la moral sexual: en sus páginas asoma a menudo una convicción insolente en el sentido del mundo, en el carácter sagrado de la vida y del cosmos. Esa búsqueda de lo “sagrado”, de lo “profundo”, de lo “verdaderamente real” se aparta de filosofías y religiones y asume un carácter personal, aunque a veces asome algún tufillo ocultista... Salvo por este último detalle, la obra de Miller también resuma en este aspecto un poderoso aliento withmaniano.
Así, la picaresca enmascara una suerte de épica trascendental, una búsqueda incesante del sentido manifiesto/oculto del mundo. Dicha búsqueda debe realizarse dentro o a partir de sí mismo, y por ello resulta natural que Miller se erija en personaje central de sus libros.
Para el Miller-personaje la liberación se anuncia como el encuentro y la asunción de su personalidad creadora. Puesto que sabemos que Miller es el autor de lo que estamos leyendo, a los lectores se nos revela desde el inicio el éxito de la épica milleriana. Así pues, la de Miller es, de entrada, una Crucifixión Rosada con resurrección feliz: el viaje a los infiernos del Miller-personaje, narrado en clave de picaresca, con la redención final profetizada y cumplida por las palabras del Miller-escritor...
Según ciertas versiones, el proyecto de los Trópicos contemplaba una tercera obra ambientada en Panamá, en la que Miller recreaba su estadía de algunos meses en esa ciudad, que tituló provisoriamente Trópico Húmedo. Luego, en su periplo francés, Miller extravió el manuscrito, aunque según versiones no confirmadas antes había enviado una copia a un amigo norteamericano que conoció allá... Este hombre, casado con una panameña, tuvo tres hijos, y hay quienes aseguran que el manuscrito aún anda por ahí, rodando de mano en mano...

domingo, abril 06, 2008

DOS APUNTES

“¿Por qué existe el ser y no la nada?”, se preguntaba Heidegger. “Porque el universo no podría no-ser.” Tal vez esta idea solo sea un consuelo para sugerir la necesidad de todo cuanto acontece, empezando por el universo mismo, o acaso nuestras condiciones de existencia determinan todas nuestras posibilidades de pensamiento e imaginación, de modo que la idea del no-ser nos está radicalmente vedada a quienes intentamos pensarla desde el ser. Aún así, hay algo sugerente y –sí– consolador, en la idea de que el universo no podría no ser.

***

Si por “dioses” entendemos entidades imperceptibles con capacidad de obrar sobre lo “real”, no veo ninguna diferencia entre Zeus y la “antimateria”. Al fin de cuentas siempre recurrimos a “lo otro” para intentar explicar “esto”.

lunes, marzo 24, 2008

CICATRICES

Verano. En el ferry que atraviesa el Golfo de Nicoya, una multitud de turistas deambulamos, exaltados y atontados por el sol, por la amplia cubierta. Ropas ligeras, anteojos de sol, cervezas, bronceador y reaggetón. De espaldas a mí, una delgada muchacha recoge su cabello en un moño castaño; el vestido sin tirantes deja al descubierto buena parte de su espalda... Entonces descubro la larga y delgada cicatriz: emergiendo bajo el vestido, corre paralela a la columna vertebral para ir a morir muy arriba, cerca de las cervicales. Es una cicatriz antigua, delgada y discreta. El que la muchacha lleve ese vestido ligero y de espalda descubierta revela que para ella es un asunto del pasado y sin importancia. La muchacha desaparece pronto arrastrada por la marea de turistas. Un rato más tarde vuelvo a verla a lo lejos, ahora en compañía de un muchacho, pero luego los pierdo de vista.
Poco antes de llegar a Puntarenas vuelvo a encontrarla. Otra vez de espaldas a mí, mirando hacia la costa que se acerca. Empujada lentamente por el vaivén de la gente, otra mujer se coloca a su lado, joven y también vestida con una blusa que deja descubierta buena parte de su espalda. Entonces descubro la cicatriz: corre transversalmente en su espalda, de omoplato a omoplato.
Por unos momentos las dos mujeres están una al lado de la otra, las cicatrices contiguas, casi tocándose. Luego se separan sin percatarse de lo que ha ocurrido. ¿Alguien más se percató? Hay algo maravilloso en todo esto, lo sé. ¿Pero qué es? ¿Y cómo escribirlo?

martes, marzo 11, 2008

Creéme, hijo mío: la conciencia de la finitud es algo que crece con los años...

lunes, marzo 10, 2008

ILUMINACIONES (Los días y sus dones, 1980-2001)

En una plaza transitada de la ciudad, un tipo interpreta sonatas de Mozart y conciertos de Beethoven con un piano en ruinas. Reclinada sobre el instrumento, su novia lo mira con ojos enamorados, mientras los viandantes pasan o se detienen brevemente para escuchar… La música le da unidad de sentido a todo lo que sucede en la plaza: el niño que se mira abstraído las rodillas, el borracho tendido, el vagabundo que lanza objetos a las palomas en el árbol para que no ensucien su lugar, el hombre de negocios que se permite unos saltitos juguetones para sorprender a su amada, el ciclista que pasa, en fin… Todos quedamos momentáneamente hermanados por la unidad de sentido, la atmósfera de la música.
***
Una flor puede ser una revelación de la verdad del mundo.
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El odio y los resentimientos “ciegan”, el amor revela o ilumina.
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Estoy cansado de andar siempre de puntillas para no despertar a los vecinos.
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A veces un ángel te despierta en la mañana con el roce suave de su voz.
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La cuarta dimensión del espacio es: la mente.
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Es su manera de reaccionar frente al cambio lo que nos revela la naturaleza más íntima de los seres y las cosas.
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Lo angélico y lo demoníaco son dos rostros de una misma cara.
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Hoy se ríen de ti, mañana te temerán.
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Nada más triste que el sexo triste.
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El deseo de compartir es instintivo.
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Ante la imposibilidad del éxtasis contentémosnos con el frenesí.
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Cada instante que pasa, un trozo tuyo queda prendido de la eternidad.
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La voluntad es impulso consciente, despliegue organizado de energía.
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La razón analiza, la intuición sintetiza.
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Poder es la capacidad de realizar deseos, de concretar intenciones.
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Inteligencia es el arte de transformar las debilidades en fortalezas.
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Mucho de lo que llamamos "inteligencia” no es otra cosa que valor.
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Creeré en la inteligencia artificial cuando se invente una computadora capaz de reir.
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El mundo es un perfecto y perpetuo coito, un acto de amor y voluptuosidad.
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No hay cosa que los latinoamericanos nos tomemos más en serio, que la diversión.
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Las agujas del reloj se abren como las piernas de una puta.
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Las dos caras de la luna se dan la espalda.
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El riesgo de tomar el cielo por asalto, es que en el asalto lo podemos incendiar.
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El mundo está rompiendo sobre mi cabeza.
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Me estoy naciendo a pedazos…
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A veces somos fascistas con nosotros mismos.
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Amigos son los que se alegran de que me vaya bien; enemigos, de que me vaya mal.
***
La fuente de mis penas mana dolores azules como llamas.

viernes, febrero 29, 2008

ALGO SOBRE LO OBSCENO (A propósito de la muerte de Hermann)

A veces la muerte trae consigo algo obsceno. No digo que siempre sea así: hay muertes naturales, razonables, quizás incluso elegidas y deseadas. Puede haber también –las hay sin duda- muertes injustas, indignantes, repulsivas, como las de los niños y los civiles en las guerras. En fin, el reino de la muerte es amplio, y no es del caso explorarlo aquí. Pero los obsceno propiamente no siempre viene con la muerte. Solo a veces.

Hace un par de semanas murió mi amigo Hermann. Hermann –hombre culto, inteligente, agudo– hablaba varios idiomas, era fanático del rock (de cierto rock, por supuesto) y lector voraz. Desde hace años era también un hombre de Internet, si cabe la expresión. De hecho, cuando descubrió la red, se dedicó durante algunos años a explorar sus posibilidades. Estuvo convencido de que los medios electrónicos transformarían la literatura de manera radical e irremediable. Exploró –no sé hasta dónde- las posibilidades del hipertexto, los relatos de múltiples finales, el papel de co-creador que, mediante los medios electrónicos, el lector podría adquirir. Yo no lo seguí en ese camino y no sé, por eso, hasta dónde llegó su exploración. Curiosamente nunca tuvo un blog. Hasta este año, hasta enero de este año... La suya fue una muerte repentina, inesperada. Una noche se sintió un poco mal y se fue a acostar. No se levantó más.

Tras su muerte, visito su blog: http://nosetos.blogspot.com/

Visitarlo me produce una sensación extraña, profunda, indefinida. Es peor que visitar la casa de alguien que recién murió. Hay algo obsceno aquí, pero no sé muy bien en dónde ni cómo definirlo.

¿No hay forma de poner una cruz en el blog? ¿Nadie puede agregar un último post para explicar que el autor murió? ¿Cuánto tiempo permanecerá en línea esto? Y quienes lo visiten sin saber que Hermann murió, ¿qué pensarán? ¿Qué se dirán? ¿Ni una explicación, nada?

Lo obsceno, si entiendo bien a Coetzee en “Elizabeth Costello”, es “mostrar aquello que jamás debió mostrarse”. Pero, a la luz de esto, habrá que decir también: obsceno es no mostrar aquello que debe ser mostrado.

martes, febrero 26, 2008

Lo importante no es nuestra historia, sino lo que hagamos con ella.

miércoles, febrero 20, 2008

QUE MALA COSTUMBRE TIENE LA GENTE

“Qué mala costumbre tiene la gente
de morirse

Y lo peor de todo:

Es contagiosa...”

Con su buen humor amargo
lo hubiera podido decir mi amigo Hermann
con motivo de mi muerte
de no ser porque la muerte lo encontró
primero a él:
un buen tipo por todos los costados
otro de los míos que se va

No se acostumbra uno

No se acostumbra al hecho simple
de que la gente viene y se va

Venimos y nos vamos

Según parece es un vicio
viejo como la humanidad

lunes, febrero 11, 2008

FINALE ENERGICO

Toda la música vino a crear
este océano instantáneo y repentino

de silencio

no se debilita
no se contamina

Crece y profundiza
adentro

martes, enero 29, 2008

Infierno

Donde los cerdos comen
cadáveres de perro
Y las mujeres
paren con espanto

viernes, enero 25, 2008

Una estrategia narrativa

“Yo sé que Uds. imaginan que enseguida va a ocurrir esto y esto y esto, pero no, no es eso, se equivocan, van a ver lo que les tengo reservado...”

lunes, enero 14, 2008

HUMANOS (Los días y sus dones, 1980-2001)

Ser conscientes de nuestra irrisoria pequeñez sabiéndonos partícipes de la gran Danza universal: esa es nuestra grandeza. Solo por eso, si existen, los dioses y los ángeles han de considerarnos con ternura y condescendencia.
***
De todos las formas que conozco para aludir a eso que nos distingue –mente, espíritu, alma, etc.–, “la imaginación creadora” es la que más me gusta y con la que mejor me identifico, pues presupone todas nuestras otras facultades: el pensamiento, la palabra, la conciencia, e incluso nuestras habilidades técnicas y manuales –el homo faber–. Además, acentúa la relación dialéctica entre lo “material” y lo “espiritual” y la importancia de la imaginación en la aventura humana. Somos, pues, producto y agentes de la imaginación creadora, o para decirlo en términos de hoy, somos sujetos de la imaginación creadora.
***
Los humanos somos bichos desequilibrados.
***
Abolir la contraposición excluyente entre Naturaleza y Cultura, reasumir nuestra condición de "creaturas" y entender, así, lo humano como un ámbito de lo natural, de la Naturaleza.

jueves, enero 10, 2008

Otro sueño

Más allá (o más acá) de la trama inter-subjetiva que tomamos por “la realidad” –marasmo de recuerdos, mandatos, impresiones, esperanzas y temores que se transmiten en el lenguaje– algo real asoma a veces en nuestra experiencia cotidiana e incluso lo rozamos.

miércoles, enero 09, 2008

SUEÑO

Sueño que visito la tumba de Rubén Darío. Está en mitad de un parque boscoso a donde llegamos por la noche, ruidosamente, con un grupo de amigos. El parque está ocupado por miserables y seres marginales que viven ahí. Al principio me intimidan pero luego comprendo que no se meten con nosotros. Llegamos a la tumba, una especie de mausoleo lleno de colores, donde la gente ha hecho manifestaciones y homenajes espontáneos al poeta. Evoco sus versos: Yo soy aquel que ayer no más decía / el verso azul y la canción profana / en cuyo pecho un ruiseñor había/ que era alondra de luz por la mañana. Me invade una música plena, sinfónica, que luego transporto a melodía para flauta. Pienso en un fauno