Señor de
la Buena Muerte,
concédeme
la gracia
de una
muerte dulce,
de una
muerte amable.
Así como
la Vida ha sido generosa
en horas espléndidas,
sea tu
hora un don que agradezca
y me
reconcilie con la existencia.
Que mis células y mis moléculas
se desintegren
mansamente
llevando asombro
y gratitud a la Tierra;
que mi
dicha por todo lo vivido alimente
a las
plantas y a los pájaros y a los insectos;
que sea de
provecho mi tránsito
por la
insondable y magnífica danza
de las
estrellas.
Julio, 2016