Yo no sé si los seres humanos somos "los reyes de la creación" o "los reyes del planeta", pero así nos lo hemos creído y nos comportamos en consecuencia. Y por cierto que nos hemos revelado como reyes crueles, sádicos y desalmados -sobre todo en los últimos siglos-, en vez de generosos, bondadosos y compasivos. ¿Quién soportaría a reyes así?
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La gracia y el perdón existen, pero tenemos que llegar a ellas, es decir, descubrirlas o, cuando menos, llegar a una posición desde donde sean "visibles"...
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Hay algunos pesimistas que, en su afán por tener la razón, incluso alimentan las catástrofes que anuncian.
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Hay algo inquietante y revelador en el hecho de que los bribris -uno de los pueblos amerindios de Costa Rica- asimilaran nuestro Dios -el Dios de los extranjeros- a su "Dios de las herramientas". Para ellos, nosotros rendimos culto al "dios de las herramientas". Y visto nuestro modo de vida, no parecen andar muy desencaminados.
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...y en la penumbra palpitante de la noche, brillan, como joyas dormidas, los deseos...
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...como caracoles enclaustrados en su concha...
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Son tan pocas las cosas que en definitiva sabemos con certeza, que más importante que tener razón, es encontrar mi razón o, para decirlo mejor, encontrar mi motivo: ganar el derecho de bailar ante la muerte nuestra propia, única y personalísima danza -como enseña Juan Matus- o el de cifrar en vida nuestro propio símbolo -como pregona Henry Corbin-. Y agregaría Bugs Bunny: that´s all, folks!
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Es una ironía, y fuente de muchas de nuestras desventuras, el que la especie humana tienda en su despliegue histórico a diferenciarse en pueblos, etnias y culturas (de la misma forma en que propende a la individuación), al tiempo que atávicamente desconfía, rechaza y teme lo diferente.