Algo hicieron otros para que nosotros fuéramos posibles. Esto no solo es verdad desde la perspectiva societal e histórica -lo que somos culturalmente es el resultado de lo que otros hicieron en el pasado-, sino también en el sentido biológico: nuestra especie es el producto de la evolución adaptativa de infinidad de formas vivas a las condiciones cambiantes del planeta. Por tanto, lo que sea el futuro depende también, en alguna medida, de lo que hagamos nosotros en el presente. A medida que la conciencia se amplía debemos escoger o elegir entre infinidad de futuros posibles. En eso consiste la inteligencia. El imperativo ético que debemos asumir es hacer real lo posible y hacer que lo posible sea real. Nuestras acciones -incluyendo pensamientos y palabras- no son inocuas: repercuten sobre el devenir.
***
Si "estamos hechos de la misma materia que los sueños", como avizoró Shakespeare, estamos hechos de recuerdos, fantasías y deseos. Pero también de Símbolos y de misterio. Y es de eso de lo que tenemos que escribir.
***
Como tu cuerpo, tu ego ha de morir, así que más vale que entiendas -cuanto antes, mejor-, que lo único perdurable que hay en vos es la energía indoblegable y multiforme de la vida en su despliegue cósmico, y que esta se manifiesta en tu conciencia en las mil formas de los mitos, los daimones, las diosas y los dioses...