Como sombra de un almendro
llueve luz desde
lo alto y me cobija.
Es Ella, que
velándose se revela
y ocultándose, se
muestra.
(No podría ser de
otra manera,
pues tanta luz,
tanta belleza,
cegaría a cualquiera.)
Presintiéndola,
me presentía;
conociéndome, la conocía.
Lo que antes fue
dolor, ahora es gozo.
Al hacerme
hombre, me humaniza.
Setiembre,
2020