jueves, septiembre 22, 2022

CINCO

Algún día llegaremos a ese momento en que el principal desafío que enfrentemos ya no será vivir bien, sino morir bien, pero por alguna razón, casi nadie logra reconocerlo y casi todos terminamos aferrándonos. ¿Acaso es mejor una mala vida que una buena muerte?


Quienes rechazan toda posibilidad de que exista dios, cualquier dios, algún dios, tienen una pobre idea de dios, una idea de dios demasiado cercana a la de sí mismos…


Creo que peor que rezarle a dios, es no no tener un dios al cual rezarle.


La vida no puede ser mejor que la muerte, pero la muerte no puede ser mejor que la vida.


Somos el resultado de una historia milenaria de violencia y brutalidad, pero nadie se reconoce heredero de quienes perpetraron esa violencia; a lo sumo, de sus víctimas. Lo cierto es que en cada uno de nosotros conviven quienes la perpetraron y quienes la sufrieron; si no, no estaríamos aquí. Asumir esto es necesario si de verdad queremos comprender las raíces de la violencia en nuestra psique, en nuestro cuerpo y en la sociedad. Porque lo silenciado, grita.