Algún día llegaremos a ese momento en que el principal desafío que enfrentemos ya no será vivir bien, sino morir bien, pero por alguna razón, casi nadie logra reconocerlo y casi todos terminamos aferrándonos. ¿Acaso es mejor una mala vida que una buena muerte?
Quienes rechazan toda posibilidad de que exista dios, cualquier dios, algún dios, tienen una pobre idea de dios, una idea de dios demasiado cercana a la de sí mismos…
Creo que peor que rezarle a dios, es no no tener un dios al cual rezarle.
La vida no puede ser mejor que la muerte, pero la muerte no puede ser mejor que la vida.