domingo, mayo 05, 2024

EPOPEYAS EN LA HISTORIA DE COSTA RICA

 

Crecí creyendo que la historia de Costa Rica carecía por completo de las posibilidades de un relato épico (el célebre “En Costa Rica no pasa nada desde el Big Bang” con que inicia “Cruz de Olvido”, de Carlos Cortés). Con “El sitio de las abras”, de Fabián Dobles, descubrí en mi temprana juventud la épica de la colonización campesina (mestiza) del territorio, una épica relativamente reciente (digamos, siglos XIX y XX), cuyos ecos resuenan hasta nuestros días, de la que luego he podido conocer algunos de sus héroes o protagonistas más tardíos. Es la épica de la voltea, el desmonte, la aventura familiar en lo profundo de las montañas para crear repastos o terrenos de cultivo. Una hermosa épica. Más recientemente comprendí que junto a ella, o más bien antes que ella, hubo al menos dos épicas más: la de la conquista y colonización hispánica, y la de la resistencia indígena a dicha colonización. Pero, ¿puede haber dos épicas antagónicas como parte de una misma historia? Por contradictorio que parezca, esto es así. Ambas son parte sustancial y legítima de nuestra historia. Podríamos, si quisiéramos, agregar a estas la epopeya de la Campaña Nacional de 1856-57, teñida de acentos nacionalistas, pero válida también. Y podríamos agregar además la épica implícita en tantas inmigraciones antiguas y recientes: la de los trabajadores antillanos, la de los centroamericanos (incluidos los panameños en el sur del país), la de los italianos, la de los chinos, la de los judíos polacos, la de los libaneses, la de los de los españoles (nuevamente), etc. Así pues, contrario a lo que creía, nuestra historia ofrece muchas posibilidades para desplegar relatos épicos. Como decía Leonardo da Vinci, todo es cuestión de "saper vedere".