A menudo me pregunto si evadimos la soledad apabullante de la vida real con este encuentro ilusorio en la virtualidad.
“Al menos las palabras hacen real la soledad”, nos decimos, “la arrancan de la nada y nos dicen que es verdad”. Puede ser, pero, ¿dónde están los amigos? No en esta pantalla. Mucho me temo que estamos aquí porque no sabemos qué hacer.
Intento recordar qué hacía antes de tener un celular, pero no
lo consigo.
Lo que más me horroriza de las redes sociales es que hacen
patente que la comunicación es siempre un equívoco. Toda escritura es siempre fallida,
pero no así.
Criticar las redes sociales en las redes sociales es tirarse
un pedo al revés.