martes, noviembre 25, 2025

FORMA Y CONTENIDO

En literatura, lo que cuentas es cómo lo cuentas. Lo que cuentas no existe “fuera” de como lo estás contando porque lo que estás creando es un hecho literario, sin realidad más allá de las palabras que has enlazado. Lo que cuenta es cómo lo cuentas.

jueves, noviembre 13, 2025

TÍA HILDA

¡Cuánta alegría me daba su sola presencia!

Y su risa: ¡Cómo iluminaba alrededor!

 

Uno desconoce

el significado cabal de la palabra “nunca”

hasta que un ser amado muere.

 

Solo entonces

el cuervo oscuro de Poe

aparece en el dintel de la mente

y sentencia su rotundo

“¡Nunca más!”


(2021)

  

UN APUNTE

La belleza me despertó, o desperté a la belleza, alrededor de mis 14 años. Como si algo me sacudiera por dentro, experimenté de pronto una forma de conexión con todo lo que me rodeaba. Aquella noche había salido a caminar por las calles solitarias de mi barrio. La luna plateada iluminaba las nubes fugaces. Noche fría, tal vez de enero. Y así, caminando sin rumbo ni propósito fijo bajo el cielo nocturno, la belleza de la noche me hirió sin aviso previo, despertándome a la conciencia rotunda, irrevocable, de mi soledad y de mi unidad con lo que me rodea; conciencia de un exilio, pero también promesa muda… Solo ahora me pregunto qué parte o qué dimensión de mi ser experimentó aquello, y solo puedo responder que no fue una parte de mí mismo -no mi conciencia, no mi cuerpo, no mis sentidos-, sino aquello que los organiza, que los unifica -la integridad o totalidad de mi ser. ¿El mundo me estaba hablando? ¿La belleza es su lenguaje?  ¡Qué grande y hermoso misterio!

(2020)

domingo, noviembre 09, 2025

ESPERANDO A LOS BÁRBAROS

 

En 1940 el escritor italiano Dino Buzatti publicó “El desierto de los tártaros”, una inquietante novela que relata la desesperante espera de Giovanni Drogo, un joven oficial italiano destacado en una remota guarnición en los desiertos del norte, donde la vida gravita alrededor de un posible ataque de los tártaros. Inspirado por esta obra, cuarenta años después el escritor sudafricano J.M. Coetzee publicó su novela “Esperando a los bárbaros”, en la que el protagonista ‒el Magistrado‒, es designado para impartir justicia en un asentamiento en la Frontera, donde su vida aletargada discurre bajo la amenaza difusa de una posible invasión de los bárbaros. Metafóricamente, ambas obras dan forma a uno de los temores más arraigados en la mentalidad de Occidente (y quizás de la humanidad entera): la irrupción repentina de una fuerza disolvente y salvaje del exterior que reduce a escombros el orden existente. Sin embargo, a la luz de lo que ocurre en los Estados Unidos, en buena parte de Europa y de eso que llamamos “el mundo occidental”, tal parece que los bárbaros no se encontraban más allá de las fronteras del imperio, sino que calladamente crecían en su interior. Las imágenes del asalto al Capitolio de los Estados Unidos, el 6 de enero de 2021, ya eran clara evidencia de esto, y lo que hemos visto después lo confirma: la instauración de la posverdad, el menosprecio de la ciencia, el conocimiento, y de muchas de las instituciones y valores que son el fundamento de lo solemos llamar “la civilización” (o al menos “esta civilización”) son la prueba irrefutable. Los bárbaros no vendrían del norte ni serían extranjeros: surgirían de las entrañas mismas del imperio, llevando por estandarte la ignorancia, el odio y el resentimiento