martes, abril 24, 2012

PEREGRINACIONES

En los últimos meses, he asistido en calidad de observador a dos curiosas peregrinaciones. La primera, en el museo Thysen-Bornemiza de Madrid, era una retrospectiva-homenaje al pintor español Antonio López (1936); la segunda, en el Neuer Natinonalgalerie de Berlin, una retrospectiva similar del alemán Gerhard Richter (1932). 
La Gran Vía, de Antonio López


Como es sabido, el arte contemporáneo se convirtió desde hace tiempo en tema de iniciados. Sus claves de interpretación son patrimonio de un cerrado círculo al que pocos logran acceder... Con frecuencia las obras glosan, ironizan, recrean, polemizan, comentan o antogonizan con el trabajo de otros artistas, de modo que para entenderlas es preciso estar familiarizado con una breve pero abigarrada "tradición" cuya característica fundamental es, precisamente, la ruptura constante.

Una obra de Gerhard Richter

No obstante ello, las dos exhibiciones eran auténticos eventos multitudinarios, con largas colas de gente deseosa de pagar un monto nada desdeñable para entrar.

Como sabemos, el consumo frecuente de arte es  distintivo de ciertos círculos sociales; se lo considera una seña de identidad, signo de pertenencia y distinción. Pero la indumentaria, la fisonomía y los gestos de quienes abarrotan esas salas, revelan que ahí ocurre otra cosa, que estamos ante un grupo socialmente diverso.

Observo de nuevo a la multitud que se pasea entre los cuadros; la mayoría ni siquiera consigue disimular su expresión de desconcierto, y comparten comentarios que revelan su estupor, el abismo al parecer insalvable que se abre entre las obras y quienes las miran... La expresión de cierta gente revela un honesto deseo de entender en qué radica, a qué se debe la supuesta genialidad de estos artistas, la belleza o el interés de esos cuadros; otros lucen -más todavía, hacen ostentación- de una mueca burlona, como queriendo poner de manifiesto que ellos son más listos y el artista no ha logrado embaucarlos...

Independientemente de sus (indudables, encomiables) méritos como pintores, ambos artistas han sido ensalzados por la prensa y los medios de comunicación de sus respectivos países como pintores excéntricos, rupturistas y originales, que han logrado éxitos y reconocimiento en el extranjero, y en el cenagoso infierno de los creadores, su leyenda se halla no el cuarto y concurridísimo círculo del ostracismo, sino en el séptimo y más reducido de una relativa popularidad mediática.

Otra obra de Richter

¿Qué es lo que me hace sospechar que el motivo principal de semejante acogida, el multitudinario interés que concitan sus obras, se origina en el éxito internacional -verdadero o ficticio- que estos artistas han obtenido? Algo que no logro precisar me sugiere que el ritual al que asisto tiene un velado sustrato nacionalista, y que muchos de los que han venido, lo hacen como una forma de reconocimiento a uno de los suyos (a uno de los nuestros) que triunfó o ha sido reconocido en el exterior...


...y otra de López...



jueves, abril 19, 2012

El Quijote y el género negro

¿Con qué fantasearía Alonso Quijano si viviese hoy? ¿Cuál sería su delirio? ¿Cuál es el equivalente contemporáneo a la intoxicación de novelas de caballería que sufre el personaje de Cervantes? De vivir hoy,  Alonso Quijano sería sin duda adicto a las teleseries enlatadas donde hallamos un pálido destello de heroísmo... Aquellas en que los héroes son médicos, o bien las otras en que son detectives o policías. El boom de novelas policiales al que asistimos en los últimos años, es desde luego una invitación a parodiar el género, y acaso haya autores que lo han hecho. Personalmente, me gustaría escribir una novela negra en clave paródica cuyo personaje central se llamase Alonso Quijano, un detective adicto a la lectura de El Quijote.

lunes, abril 16, 2012

amplitud de la abstracción

La polaridad figuración/abstracción es apenas una de las claves para acercarse al arte contemporáneo, pero sin duda es insuficiente... Dentro de la abstracción -como dentro de la figuración- existen corrientes y tendencias divergentes e inclusive opuestas... Piénsese, por ejemplo, en el abismo que separa la explosividad emocional de la pintura "gestual" y el expresionismo abstractode un De Kooning, del rigor intelectual y la contención emocional de las obras de Rothko o de Tapies... En el primer caso podríamos hablar de una suerte de disolución del sujeto en lo informe, en lo pulsional; en el segundo, de la tentativa de comunicar conceptos abstractos mediante formas y colores.

domingo, abril 15, 2012

BERLÍN, DOS APUNTES

1) De las grandes capitales europeas, Berlín es quizás la única que carece de una leyenda que la magnifique, poetice y ensalce. Sin duda esto se debe a la guerra, a la destrucción de la guerra, pues hasta nosotros llegan todavía los remotos ecos del Berlín de los años 30 del siglo pasado... Más entre aquella ciudad y la de nuestra época se abre un abismo de fuego. Una de las cosas interesantes de Berlín hoy, es precisamente que se encuentra en el trance de reinventar (o reconstruir) su propia leyenda... 

2) Sobre el antiguo Berlín --por momentos reconocible en el trazado insensato de callejuelas impredecibles, caóticas-- hubo de levantarse una ciudad uniformemente moderna. Esto produce en el visitante un efecto extraño, pues de alguna forma percibimos la discordancia entre en el trazado urbano y los edificios que lo pueblan.

lunes, abril 09, 2012

SECRETOS INÚTILES


(Reseña del libro "Secretos inútiles", de Mirko Lauer. Editorial Periférica, 2011)

En poco más de cien páginas, Mirko Lauer (1947) nos entrega aquí un relato complejo y fascinante: en el otoño de 1988, un joven estudiante de literatura llamado Mirko Lauer está concluyendo su tesis sobre la fallecida escritora anglo-peruana Miranda Archinbaud. Como parte de su investigación, se traslada a San Francisco, California, con el fin de entrevistar a Clayton Archimbaud, octogenario sobrino de la escritora. Las incidencias de la entrevista constituyen el grueso del relato, que se realiza en el curso de una sola noche y en lengua inglesa; en ella, el sobrino revelará a Lauer-estudiante recuerdos e impresiones de la niñez compartida con su tía en el seno de una familia de latifundistas ingleses poseedora de inmensas plantaciones de caña de azúcar junto al puerto de Cerro Azul. La entrevista está reconstruida a posteriori por Lauer-narrador, quien por tanto se constituye además en traductor y, adicionalmente, intercala en su reconstrucción algunos recuerdos personales atinentes. La conversación es tortuosa y está marcada por la antipatía que surge de inmediato entre entrevistador y entrevistado, y por el abundante consumo de alcohol. Apenas al inicio nos enteramos de que sobrino y tía eran coetáneos y que durante sus años de adolescencia y juventud mantuvieron un romance que desembocaría en una suerte de matrimonio bufo; más adelante nos enteramos también de que son, sin embargo, antagónicos en un punto: mientras el sobrino desprecia y despreció siempre el Perú (“esa conspiración de una complicidad idiota y mutuamente destructiva entre las personas”), la tía se sintió poderosamente atraída por él; mientras Clayton se marcha de Perú tan pronto puede para no volver, la tía permanecerá ahí el resto de su vida, tratando por todos los medios -señaladamente su desenfrenada vida sexual con peruanos de todas las condiciones- de encontrar su sitio en esa sociedad. En la época en que tía y sobrino se separaran, ella descubrirá también su vocación literaria, que la llevará en las décadas siguientes a escribir varios libros de los que solo se nos informa que el Perú y lo peruano son siempre tema principal. La reconstrucción de la entrevista que realiza Lauer-narrador pretende ser exhaustiva y en ella surgen numerosos detalles que podrían parecer irrelevantes. Asimismo, durante la conversación Archimbaud revelará el asesinato de un viejo criado de la familia de origen chino, episodio determinante en el fin del romance y la separación del sobrino y la tía.

Que resulte imposible consignar el argumento en pocas líneas, dice ya algo de su complejidad. Lo más fascinante, sin embargo, es la riqueza de posibilidades interpretativas que ofrece el texto.

En mi lectura, bajo el tenue ropaje del género negro (investigación, entrevista, asesinato, etcétera), la novela ofrece una imagen intensa y desgarrada de la condición colonial y del sentimiento de extranjeridad asociado a ella. La vida de la familia Archimbaud -incluyendo a la tía y el sobrino- está determinada por su condición de extranjeros en una situación que solo puede calificarse como neo-colonial. Las opciones vitales que asumen una y otro en relación con ello, constituyen el poderoso pero elusivo asunto central. “No voy a hablar de mis hijos, sólo de mí, una mujer a la que el Perú convirtió en una mueca colonial, contra mi mejor voluntad”, escribiría después Miranda a su sobrino. “Dichoso tú que comprendiste esto temprano en la vida, Clay, y que puedes vivir con el implícito rechazo del Perú a cuestas.” Se trata al mismo tiempo de un paraíso perdido y de un infierno recobrado.

El que la entrevista se realice en otro país (Estados Unidos) y en una lengua que obliga a Lauer a convertirse en traductor, funciona como un eficiente motivo complementario. Miranda, Clayton y el mismo Lauer, los tres personajes del libro, resultan en definitiva trasvestidos: ella como escritora “peruana” en búsqueda desesperada de pertenencia y legitimidad; su sobrino, de una manera patética que no conviene revelar acá, y Lauer en su condición de obligado traductor de la entrevista. Asimismo parece relevante que Lauer tenga orígenes extranjeros (nació en la antigua Checoslovaquia) y que se presente en este libro en calidad de personaje-narrador.

Otras lecturas acaso enfatizarían el tema de la incertidumbre y la participación del sujeto en la construcción de la realidad-relato, poniendo a dialogar el libro con temas de la física subatómica y el campo de la teoría cuántica. “Es usted un periodista despreciable y conmovedor. Sí, me imagino que alguien como usted necesita una, y solo una, versión de las cosas, y, además, que la versión no cambie.”

El tema de la memoria permea también las páginas del libro. Entre otras cosas, me resulta especialmente atractiva la irrupción constante de lo irrelevante y lo nimio, ya que en efecto no somos dueños de elegir nuestros recuerdos, y en el teatro de la memoria conviven, indiferenciados, el oro y la escoria, con la particularidad de que lo que hoy consideramos escoria puede devenir inesperadamente en oro, y viceversa.

Todo esto y más lo hace Lauer con elegancia, inteligencia y, por momentos, también con humor. No creo ser el único lector a quien esta lectura deja satisfecho y agradecido.