viernes, agosto 31, 2012

LUNA LLENA


Por ningún motivo aceptaré
que me avergüencen:
no hay culpa ni pecado en sucumbir
una vez y otra vez
a la belleza femenina
Que nadie ponga en entredicho
la legitimidad de mi deseo de lamer
como animal
la delicada piel de esa muchacha
de esa mujer
y de ser posible hundirme en ella
hasta la médula
No hay dominio ni opresión ahí
Tan solo comunión y goce
No vengan pontífices ni sacerdotisas hueras
a mancillar mi deseo
ni la pureza de mi falo erecto

lunes, agosto 20, 2012

LA VECINA

      - 1 -

Ella no sabe de mí pero en cambio yo
sé algo de ella:
                        Su bella voz
que es infeliz
y que es colombiana

Todo me lo dice en secreto
la indiscreta ventana
que da a su habitación

¿Hacía cuánto no escuchaba a alguien
llorar de esa manera

sin asomo de autocompasión?

Después la escuché también
gritarle a su hombre:

“¡Eres un parásito; un parásito es lo que eres!”

Él no respondió


   - 2 -

parásito o no
la mete o se lo chupa
bien

pues anoche ella
gemía
oh
se quejaba de placer

ay
tan cerca y tan lejos


   - 3 -

por la madrugada
la escuché
sacar sus cosas

no lloraba

            discutían

ahora

el parásito habla a solas
silba a veces

y finge que nada ocurrió

su frialdad atroz



   - 4 -

Nunca me crucé con ella

ni siquiera en la escalera
como anhelé

jamás vi su rostro
pero me queda su voz







miércoles, agosto 01, 2012

LA FOTO



Hay ocasiones así. Había ido a caminar a ese parque donde jamás había estado; después de pasearme un  rato, decidí sentarme a hacer un poco de yoga y respirar. Eso sí, elegí bien el lugar o, mejor dicho, me dejé llevar por mis impulsos e instintos hasta que encontré ese sitio junto al estanque que me procuraba cierta paz y sensación de intimidad. Nada más. Cuando concluí el yoga, caía el sol rasante exactamente a mis espaldas y mi sombra se proyectaba contra la vegetación. No me moví ni un milímetro de donde estaba. Curiosamente, había llevado cámara fotográfica, quizás porque nunca había estado en ese parque. Lo cierto es que la cámara, junto con los anteojos y los zapatos, estaba a mi lado; fue solo cuestión de tomarla en mis manos y disparar...

El resultado, para mí, no solo es bello, sino también conmovedor e inquietante por su simbolismo, por la luminosidad, por su obvia resonancia icónica con la tradición .budista, y también por mi momento personal...