Tout a fait entre nous, la servitude, souriante de préférance, est donc inévitable. Mais nous ne devons pas le reconnaitre. Celui qui ne peut s´empecher d´avoir des esclaves, ne vaut-il pas mieux quíl les apelle hommes libres? Pour le principe d´abord, et puis pour ne pas les désespérer. On leur doit bien cette compensation, n´est-ce pas? De cette manniére, ils continueront de sourire et nous garderons notre bonne consciencience. Sans quoi, nous serions forcés de revenir sur nous-memes, nous deviendrions fous de douleur, ou meme modestes, tout es a craindre.
Aquí entre nos: la servidumbre, de preferencia sonriente, es inevitable. Pero no debemos admitirlo. A quien tiene esclavos, ¿no le conviene llamarlos seres libres? Por cuestión de principios, de entrada, pero también para que no desesperen. Les debemos esa deferencia, ¿no es así? De esta forma conservarán su sonrisa y nosotros la buena conciencia, sin la cual nos veríamos obligados a mirarnos y enloqueceríamos de dolor, o quizás nos volveríamos humildes, algo temible.
Una bitácora del día a día, mes a mes, año a año, con textos incómodos o inconexos, de esos que no encuentran cabida en otro sitio, hasta que la muerte u otro bicho o alimaña se aparezca o nos separe... perecgeorges@gmail.com
viernes, septiembre 30, 2011
sábado, septiembre 24, 2011
Cita citable
Hacer las cosas de este modo, sólo para ver qué pasa, sin grandes motivaciones, es la única actitud que un poco después, al cabo de unos minutos, hace que surja del mundo algo de futuro. Sin sombra duda, el futuro no está de ninguna manera en los deseos. En un deseo, si queremos ser benévolos, está quintaesenciada la asquerosidad de un pasado que te adhiere a algo que te parece enteramente tuyo, cuando, por el contrario, es fortuito como todo lo demás.
Ugo Cornia
Sobre la felicidad a ultranza
miércoles, septiembre 14, 2011
¿QUÉ ES UNA HISTORIA?
Tras muchos años de fabular
historias que a veces devienen relatos escritos y otras veces relatos
audiovisuales, he venido decantando una visión personal de “lo que es una
historia.” Digo que se trata de una visión personal no porque crea que hay algo
de original en ella, sino porque me he acercado a ella mediante una reflexión nacida
de la experiencia más que de lecturas sobre el tema.
Mi enunciación de lo que es una
historia resulta extremadamente sencilla: “una historia es un relato donde algo le sucede a alguien.”
Un relato es una relación de hechos representados
en un lenguaje, sea la palabra (oral o escrita), la imagen audiovisual o la escenificación
teatral o danzaria. Puesto que hablamos de una representación, por “alguien” debemos entender un personaje, es decir, una construcción
significativa que solo tiene entidad y sentido en el marco del sistema de
representaciones del relato. Desde luego, los personajes y los hechos de una
historia pueden ser ficticios o hacer
referencia a sucesos y personas objetivamente existentes; asimismo, los
personajes pueden ser individuales o colectivos. (El personaje principal de un
relato puede ser “El pueblo de Fuenteovejuna”, la familia Buendía o el Príncipe
Hamlet.)
Puntualizadas estas obviedades, cabe
preguntarnos: ¿qué significa, en definitiva, que “algo le suceda a alguien”? O
dicho en otras palabras: ¿qué debe de ocurrir
para que algo nos suceda? (Y aquí extiendo deliberadamente la interrogante a
personajes y seres humanos…)
El sujeto/personaje y el Deseo
A cada instante nos suceden cosas
-respiramos, parpadeamos, nos movemos, salivamos, hablamos- y no por ello consideramos
que “nos pasó algo”. La primera tentación sería decir entonces que “para que
algo nos suceda”, debe tratarse de cosas excepcionales,
fuera de lo común; sin embargo, solo de vez en cuándo tropezamos y caemos en la
calle, vamos donde el dentista o a un funeral, y no por ello consideramos que,
por sí mismos, estos acontecimientos den pie a un relato.
Una segunda tentativa sería señalar que “para que algo nos suceda”, debe tratarse de cosas importantes, pero eso nos obligaría a preguntarnos qué cosas pueden considerarse universalmente “importantes”: ganar la lotería puede ser un acontecimiento importantísimo en la vida de alguien e irrelevante en la de otra persona, y respirar puede ser algo totalmente trivial o investirse de la mayor importancia.
¿Qué significa, entonces, que algo nos suceda?
Que nos suceda algo quiere decir
que se trata de algo significativo.
Decir que algo es significativo implica necesariamente a un sujeto, pues los
hechos solo tienen significación para los sujetos: es la subjetividad la que
atribuye valor y sentido a los actos
propios y ajenos y a los acontecimientos en los que se ve involucrada. De modo
que para que haya una historia, debe haber un personaje al que le sucede algo
significativo para sí mismo o para otros personajes del relato.
Dicho esto, podemos todavía
preguntarnos: ¿pero cuándo nos ocurren cosas significativas?
Desde mi perspectiva, hechos significativos son aquellos en los
que el sujeto adquiere
o pierde algo a lo que está vinculado
mediante su Deseo, o bien logra conservarlo tras una lucha con fuerzas surgidas
de su entorno.
Desde luego, el objeto de Deseo
puede tomar mil rostros: el amor de un ser, la venganza de una ofensa, el
dinero, la autodestrucción, la superación de barreras físicas, psíquicas o
emocionales, la constitución de una familia, la emancipación, la independencia,
la justicia, la libertad, el conocimiento, la paz interior, el poder y la
gloria, la fama y la fortuna, la aniquilación de un enemigo, la amistad, el
ascenso o el éxito social, la sobrevivencia en una situación adversa, un bel
morir, etcétera, etcétera. Lo relevante, en cualquier caso, es que en las
historias hay un sujeto/personaje que
triunfará o fracasará en su cometido de obtener o conservar su objeto de Deseo.
Se dirá que lo dicho aquí no es
una ley universal, y es cierto. Relatos hay que narran historias en las que
nada ocurre, pero en ellas precisamente lo
que ocurre es que nada ocurre o, dicho
con mayor precisión, se trata de historias en donde nada ocurre ahí donde algo debería ocurrir. El contenido de la historia
es, por decirlo así, lo que no ocurre, la agonía y muerte del Deseo.
Al hablar de Deseo no lo hacemos
desde una perspectiva psicológica o psicoanalítica particular, y si distinguimos la palabra con una mayestática
mayúscula es tan solo para significar que, en aquello que el sujeto/personaje
desea, está comprometido algo profundo y relevante para él; algo que hace a su
idea de sí mismo y de su lugar en el mundo.
Por otro lado, cabe preguntarnos
por la relación entre el Deseo y la libertad. Con amarga, y tal vez sabia
ironía, decía Schopenhauer que somos libres de hacer lo que queremos pero no de
querer lo que queremos… Así, la tragedia, la comedia o el drama del Deseo vendrían
a ser también la tragedia, el drama o la comedia de la libertad humana, pero esa
es otra discusión que nos aleja de nuestra pregunta inicial.
La doble temporalidad y el arte
del relato
Si una historia nos relata el fracaso
o el éxito o de uno o varios sujetos/personajes en relación con su Deseo, esto crea
una temporalidad: ya se trate del objeto de deseo que se revela como una
epifanía, o de la amenaza que irrumpe en el mundo del sujeto/personaje, en donde
reinaba la comunión con su objeto de Deseo, asistimos ahí al inicio de una
historia. Lo que ocurra entre ese punto y el final, cuando ya no queden dudas
acerca del logro o el fracaso del personaje en su propósito, constituirá el
marco temporal de la historia.
Desde luego, el relato -la relación o representación de los
hechos mediante un lenguaje-, no necesariamente
replicará ese decurso, creándose
una doble temporalidad: la de la historia o “los hechos” y la del relato o
relación.
Contar una historia, todos la
contamos; hacer de ello un arte, es otra historia.
El manejo de esta doble
temporalidad es uno de los aspectos fundamentales del arte de relatar historias,
junto con otros elementos como las sugerencias, las ambigüedades y los símbolos…
Pero el tema de esta breve
reflexión es la naturaleza de las historias y no el arte de relatarlas. Por eso la
cerramos aquí.
domingo, septiembre 11, 2011
Sueños (Los días y sus dones, 1980 - 2001)
Varias
cucarachas caen en una telaraña. Con fantástica velocidad, la araña las
envuelve y se apresta a devorarlas. Al lado de donde sucede esto, descubro uno,
dos, tres, varios hermosísimos escarabajos azules, fosforescentes, y un gran
escarabajo “torito” como los de mi infancia. Tomo en mis manos uno de los
escarabajos resplandescientes, se lo muestro a alguien que me acompaña dentro
de la habitación.
Acerco el insecto a la ventana y el viento desprende y trae
hacia mí nubecillas de polvo y polen de sus pies. Pienso que me fertilizan. Lo
acerco a la ventana y lo dejo ir.
***
Frente
a un templo, me encuentro con una larga
hilera de gente que desciende hacia los sótanos. Entre ellos reconozco a mis
muertos queridos. Feliz, los saludo y me abrazo con ellos. Alguien me invita a unirme a la fila, pero le
respondo que no puedo hacerlo y así nos despedimos. Me alejo y por fin llego a
la fachada del templo. Ingrávido, me
elevo hacia lo alto de una de las torres, hasta colocarme ante una ventanilla.
Dentro, del otro lado, está Jesucristo. Me sobrecoge la fuerza y claridad y
bondad de ese rostro. Tiene en sus manos, y me lo muestra como quien no quiere
la cosa, un viejo libro. El Libro. Con su bella sonrisa, Jesús me pregunta:
“¿Qué quieres de mi?” Y le respondo:
“Nada, nada. Pero es maravilloso contemplar un rostro así.” Enseguida, con gran gozo, me hago consciente
mientras duermo.
***
Un
toro y un hermoso pájaro se descubren y se miran
asombrados. Se acercan lentamente y yo siento la extrañeza, la fascinación que
despierta el otro en cada uno de ellos. Entonces el toro saca un revólver y lo
apunta contra el ave, pero en lugar de disparar, lo dirige de inmediato contra
su propia cabeza y entonces sí dispara y cae fulminado. Quedo paralizado de
horror sin poder reaccionar.
***
Una
mujer angelical extirpa gusanos que se habían enquistado en mis uñas. Estoy a
punto de ver mi sombra, o mejor dicho, de descubrir una profunda identidad que
iba a revelárseme proyectándose en el sueño como si fuese mi sombra, pero como
si recibiera una cachetada, despierto por temor a ver la sombra del diablo.
***
Sueño
que las aguas negras de una iglesia se desbordan y afloran, fétidas, a la calle. A pocos metros de
ahí, en la plaza, se celebra un carnaval.
***
Mientras
duermo, escucho en mi interior “A Love Supreme” y cada una de las notas del sax
masajea suave y placenteramente mi cerebro. Dormido, alcanzo a maravillarme por
el hecho de que recuerde cada una de las notas de Coltrane. El solo de sax sube
de intensidad y yo me elevo al éxtasis. “Dios”, pienso.
***
Sueño
que estoy enloqueciendo. Me desdoblo, me veo frente a mi, me tiendo la mano y
me paso electricidad durante el apretón. Alguien me dice: “Te veo mal…” Yo le
respondo que pase lo que pase, no me droguen con medicamentos. Miro con enorme
tristeza unas figuritas artesanales mientras pienso que me gustaría hacer cosas
como esas. Todo está permeado de una tristeza sin fin, de un abandono terrible.
Veo la rama de un árbol cortada de cuajo. Todo es fragmentario e incoherente,
como si yo fuea un condenado a muerte y por ello mismo nada me importara pero
todo tuviera mayor relieve.
***
Una
bruja me pide que me identifique con alguno de los objetos que ha desplegado
frente a mí: una cebolla, un frasco, etc. Después de mucho pensarlo, yo lo hago
con un plato frágil y vacío.
***
Sueño:
“Ahora que ha llegado a la mitad de su camino, se siente solo: no puede
librarse de sí mismo…”
***
Sueño:
El policía de adentro me pone, literalmente, esposas en el cráneo.
***
Sueño:
los animales utilizados en experimentos crean en venganza un ser terrible,
poderoso y malévolo.
***
Sueño:
“es el amor sembrando primaveras”.
***
Aterrorizado,
sueño con un inmenso sol negro que permanece oculto a nosotros detrás del sol.
***
Sueño:
“el Buda es
como una prostituta: todo el mundo lo detesta pero todo el mundo quiere ser
como él.”
***
Sueño
que no puedo escribir porque vivo en medio de cajas, polvo, sombra. Mientras
duermo, pienso: “no eran las ratas invadiendo el espacio de los hombres, sino
los hombres invadiendo el espacio de las ratas…”
***
“La
soledad ya no es opción”. Despierto con estas palabras en mis labios.
***
Sueño:
la obra está inconclusa. El movimiento es espiral.
***
Sueño:
un hombre es “virgen” hasta que encuentra a su arquetipo femenino.
***
Sueño:
“la dignidad de lo humano reside en su voluntad de saber.”
***
Sueño:
“Un país es su situación actual más sus sueños…”
***
Sueño:
"El sí-mismo es lo que está en permanente reposo".
***
En
sueños, un tipo toca el arpa y canta maravillosamente en la entrada de una
ciudad terrenal y asombrosa. Me dice que “los objetivos del Ñandarque” son
erotizar la realidad y otras cosas insólitas.
***
Sueño:
un sistema matemático que sólo es válido en algunas regiones del Universo.
***
El
espacio que habitan los personajes de mis sueños tiene tres dimensiones. Sin
embargo, a nuestros ojos esto resulta una incongruencia, una estupidez.
***
Sueño:
la importancia de los acontecimientos la determinan la cantidad de personas a
la que estos afectan y la permanencia en el tiempo de esos efectos.
***
Busco espacio para dormir en una casa medio
ruinosa. Ahí hay fantasmas, demonios y espíritus que integran una especie de
tribunal y me interrogan con dureza, con severidad. Sentencian que la
intensidad que pretendo es excesiva.
***
Alguien me habla del “centro del mundo” y yo
llego por azar a él. En el medio de una pequeña pileta de poca profundidad, hay
una fuente de agua, con un respaldar semioculto. Cuando me siento ahí, descubro
frente a mi unos hermosísimos bajorrelieves, de belleza casi sobrenatural, que
solo son visibles desde ese punto. Representan dragones, serpientes, santos,
caminos de ascensión y caída, y en algunos puntos tiene engastadas piedras
preciosas. Entonces una descarga de energía sube violentamente por mi cuerpo y
me abofetea la cabeza, intensa y placenteramente.
***
Sueño: “ni siquiera todo nos parece demasiado:
es aquí en donde falla el límite”
***
Sueño: “Este tiempo caótico y multitudinario
exige de nosotros una inmensa claridad”.
***
Sueño: “la paz tiene su guerra…”
***
Sueño: "Vas a verter un día los treinta
posibles racimos de rocío..."
***
Sueño: Federico García Lorca me explica que no
es lo mismo hablar uno de su experiencia de algo universal, que hablar
simplemente de uno.
***
¿Quién escribe el guión de tus sueños?
miércoles, septiembre 07, 2011
la actitud
...una alegre pero concentrada despreocupación, que exteriormente podría parecerse a la indolencia, pero que por lo demás es radicalmente diferente de ella, tal vez incluso su opuesta, pues en la indolencia la voluntad es prisionera del desinterés por las acciones y de una falsa indiferencia hacia sus resultados, mientras que en aquella lo que domina es un compromiso al mismo tiempo profundo y distanciado con nuestras acciones, y la impasibilidad hacia sus resultados.
martes, septiembre 06, 2011
domingo, septiembre 04, 2011
bola de cristal
Y te asomabas a la Web con la misma ansiosa expectación que a una bola de cristal, no con ánimo de conocer el futuro, sino el pasado y el presente.
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