miércoles, agosto 01, 2012

LA FOTO



Hay ocasiones así. Había ido a caminar a ese parque donde jamás había estado; después de pasearme un  rato, decidí sentarme a hacer un poco de yoga y respirar. Eso sí, elegí bien el lugar o, mejor dicho, me dejé llevar por mis impulsos e instintos hasta que encontré ese sitio junto al estanque que me procuraba cierta paz y sensación de intimidad. Nada más. Cuando concluí el yoga, caía el sol rasante exactamente a mis espaldas y mi sombra se proyectaba contra la vegetación. No me moví ni un milímetro de donde estaba. Curiosamente, había llevado cámara fotográfica, quizás porque nunca había estado en ese parque. Lo cierto es que la cámara, junto con los anteojos y los zapatos, estaba a mi lado; fue solo cuestión de tomarla en mis manos y disparar...

El resultado, para mí, no solo es bello, sino también conmovedor e inquietante por su simbolismo, por la luminosidad, por su obvia resonancia icónica con la tradición .budista, y también por mi momento personal...