lunes, junio 06, 2005

Sin Garantías

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Uno se decía siempre: “Si no hago esto hoy, podría morir mañana...” Y entonces comía, por ejemplo, una hermosa rodaja de pierna de cerdo, bien dorada en su propia abundancia, lustrosa en sí misma. O con la misma lucidez, se decía luego que podría morir mañana, y ante el terror de que la muerte lo sorprendiese sin haber tentado aquello, se lanzaba al vacío pendiendo de un delgado hilo elástico, desde un puente bajo el cual doscientos metros más abajo serpenteaba un río de espumas mugrosas y rugientes. Y así con todo lo que aparecía.

Uno murió temprano. Murió mañana.



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Otro también pero al contrario. Vivía diciéndose que no lo haría porque podría morir mañana. Y se reservaba, se guardaba, se contenía. Practicaba rigurosa ascesis contra la vida.

Y también le sucedió. También murió temprano, también murió mañana.


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Sin comentarios. Así es la vida. Sin garantía.