lunes, enero 14, 2008

HUMANOS (Los días y sus dones, 1980-2001)

Ser conscientes de nuestra irrisoria pequeñez sabiéndonos partícipes de la gran Danza universal: esa es nuestra grandeza. Solo por eso, si existen, los dioses y los ángeles han de considerarnos con ternura y condescendencia.
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De todos las formas que conozco para aludir a eso que nos distingue –mente, espíritu, alma, etc.–, “la imaginación creadora” es la que más me gusta y con la que mejor me identifico, pues presupone todas nuestras otras facultades: el pensamiento, la palabra, la conciencia, e incluso nuestras habilidades técnicas y manuales –el homo faber–. Además, acentúa la relación dialéctica entre lo “material” y lo “espiritual” y la importancia de la imaginación en la aventura humana. Somos, pues, producto y agentes de la imaginación creadora, o para decirlo en términos de hoy, somos sujetos de la imaginación creadora.
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Los humanos somos bichos desequilibrados.
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Abolir la contraposición excluyente entre Naturaleza y Cultura, reasumir nuestra condición de "creaturas" y entender, así, lo humano como un ámbito de lo natural, de la Naturaleza.