lunes, febrero 25, 2013

Después de la lluvia


La venada cola blanca saltó ante mí
como un suspiro
y solemne en el centro
del camino
el enorme sapo me miró 
sin parpadear

Ávidos los verdes
y los hongos festejaban
su próxima resurrección

Como una viuda grácil
la niebla del barranco ascendía
vestida  de blanco

y por un instante breve e infinito
fui una onda de agradecimiento expansivo
enlazándose con todo
lo demás