lunes, junio 24, 2013

ABIERTO

Hay muchas cosas de mí que ignoro. No me refiero al futuro, a aquello que sucederá y que, por eso mismo, nos está vedado: sabemos de cierto que hemos de morir, aunque ignoremos las circunstancias en que esto ocurrirá. No me refiero a eso.

Ignoro quien soy, ignoro lo que soy. He vivido, soy el  resultado de una historia, pero reducirme a eso, definirme en función de lo que he hecho y de lo que me ha ocurrido, sería cerrarme, limitarme, bloquear las posibilidades de cambio y de transformación, cerrarle el paso a lo posible y desconocido.

No sé quién soy, no sé lo que soy.  Tengo pistas, sé algunas cosas: sé algo de mi cuerpo, retengo trozos, cicatrices, evidencias de mi historia, sé de mi mente, sé de mis costumbres, de mis deseos y temores; sé de mis afectos, de mis creencias y aficiones, sé muchas cosas de lo que he sido, de lo que he hecho, de lo que me ha ocurrido, pero decir que soy eso, reducirme a eso, sería dar la espalda a lo posible, a lo potencial, a lo desconocido.

Quiero ser lo que no he sido; quiero ser lo que no soy. Quiero averiguar, quiero experimentar; quiero que lo posible sea en mí y me lleve de su mano a lo desconocido. Quiero experimentar, explorar, descubrir las posibilidades de esto que soy cuyo fundamento y fondo desconozco.

¿Qué soy? No lo sé.


Acepto este desafío.