No es lo mismo
firmeza que inflexibilidad, ni satisfacción que vanidad. Cabe ser firme en cuanto
a lo que es importante para nosotros, pero otra cosa muy distinta es ser
inflexible, pues casi siempre, para lograr aquello que nos proponemos, es
preciso ceder en aspectos secundarios,
dar rodeos, negociar sin perder de vista el objetivo, mientras que la
inflexibilidad no permite nada de ello. Lo mismo en cuanto a la vanidad: sentir
satisfacción por haber realizado o alcanzado algo por lo que nos hemos esforzado,
es saludable y justo, pero envanecerse de ello es ridículo y nos coloca al borde del abismo.