domingo, julio 30, 2006

Apuntes de invierno

Sueños

“Que libertad tan enferma la mía”

Por primera vez, sueño que en vez en encontrar un tesoro, entierro algo.

Veo una piedra en la que hay incrustadas conchas, restos del mar antiguo...

Voy en un tren, y el sonido de los raíles empieza a sonar como el de ese instrumento de los aborígenes australianos. Hechizado, maravillado, lo escucho, aguardando una revelación inminente.

En un camino, le digo a mi difunto amigo Manuel Cárdenas:
- Estoy tan enamorado de la vida que creo que me va a ser muy difícil dejar este mundo.

“Para vos, llama de mi llama, de la que me interesa hablar más que este mundo.”

Leo en una película, veo en un libro:
“La vida conyugal como enfermedad de la voluntad”
“Basta que uno necesite algo para no saber si lo tendrá.”

Elevándose de una colina rocosa, veo el más enorme, imponente y hermoso árbol que jamás haya visto. Voy en un auto con otras personas y la carretera pasa a sus pies. Hablo con mis acompañantes, quienes me explican que en la base del árbol, hay un antiguo cementerio.

Notas

El arte es el juego de los adultos.

Sólo el arte nos reivindica ante los ojos de los niños.

Hoy abrí los ojos agradeciendo el día.

... La mirada incandescente de los niños...

La escritura es un cultivo de la soledad, sí. Pero esta última no debe entenderse como aislamiento desgarrado del mundo, ni como la imposibilidad de establecer lazos o vínculos, sino más bien como la disposición y la capacidad de escuchar y entablar diálogo con las dimensiones más profundas de sí mismo.