Con Baruch y René
Curioso, por lo menos, que cuando reflexionaron sobre el ser, Descartes y Spinoza se limitaran a distinguir las cualidades de extensión e inteligencia. Basta el sol de cualquier mañana para constatar que el ser es, además, radiante...
Pero no se trata solo de la radiación solar (lo que nos devolvería a la discusión, si no me equivoco todavía sin zanjar, sobre la naturaleza de la luz), sino a las muchas radiaciones de la materia (que cualquier aparato de hoy revela sin dificultad)... Para no hablar de las desconocidas, pero presumibles, radiaciones de la inteligencia...
Pero no se trata solo de la radiación solar (lo que nos devolvería a la discusión, si no me equivoco todavía sin zanjar, sobre la naturaleza de la luz), sino a las muchas radiaciones de la materia (que cualquier aparato de hoy revela sin dificultad)... Para no hablar de las desconocidas, pero presumibles, radiaciones de la inteligencia...