domingo, febrero 26, 2012

ZEN (Los días y sus dones, 1980-2001)


“El bolero como zen centroamericano”  (A. Tossatti).
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Anular el juicio, apegarse a la percepción, enseña el budismo Zen como peldaño inicial hacia el Satori: algo semejante al guerrero impecable de Carlos Castaneda, aunque expresado en términos menos tropicales… Y así uno observa las innumerables coincidencias con un gesto de impotencia, preguntándose de qué sirve observar las innumerables coincidencias…
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Sentarse, como alguna vez se sentara Buda, en espera de que la comprensión se haga, ¿no es algo descabellado y tonto y hermoso? Frente a la vastedad de lo que está en juego (la Comprensión, con empalagosas mayúsculas), ¿algo tan pequeño como sentarse a no pensar? Me parece genial.
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Siempre te estás esperando en otro sitio, y siempre podés llegar a tiempo: aunque no seás vos quien vá ni vos quien va a llegar. Aunque no sea un sitio a donde vas, y aunque no haya tiempo…

NOTA: Terminan aquí las notas reunidas en el cuaderno "Los días y sus dones", publicadas   en orden alfabético en este blog a lo largo de los últimos años.