“El
bolero como zen centroamericano” (A.
Tossatti).
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Anular el juicio, apegarse a la percepción,
enseña el budismo Zen como peldaño inicial hacia el Satori: algo semejante al guerrero impecable de Carlos Castaneda,
aunque expresado en términos menos tropicales… Y así uno observa las
innumerables coincidencias con un gesto de impotencia, preguntándose de qué
sirve observar las innumerables coincidencias…
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Sentarse, como alguna vez se sentara Buda, en espera de
que la comprensión se haga, ¿no es algo descabellado y tonto y hermoso? Frente
a la vastedad de lo que está en juego (la Comprensión, con empalagosas
mayúsculas), ¿algo tan pequeño como sentarse a no pensar? Me parece genial.
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Siempre te estás esperando en otro sitio, y
siempre podés llegar a tiempo: aunque no seás vos quien vá ni vos quien va a
llegar. Aunque no sea un sitio a donde vas, y aunque no haya tiempo…
NOTA: Terminan aquí las notas reunidas en el cuaderno "Los días y sus dones", publicadas en orden alfabético en este blog a lo largo de los últimos años.