domingo, febrero 13, 2011

LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO

¿Quién no conoce el refrán que dice que las guerras sabemos cómo empiezan pero nunca cómo terminarán? Sin embargo en este caso jamás supimos cómo inició y sabemos, en cambio, que todo terminará mal, muy mal, si es que algún día termina … Ni los periodistas, ni los analistas ni los detectives ni los fiscales ni los policías, supieron desentrañar los signos, pues aquellos parecían asesinatos casuales -si cabe la expresión- venganzas o casos de violencia doméstica como tantos otros, cualquier cosa menos lo que resultó ser… Un cadáver por acá, un cuerpo mutilado por allá… Todo como había sido desde siempre y como estábamos acostumbrados desde hace siglos.
Fue después, al cabo de unas semanas, cuando se hizo evidente que las víctimas eran invariablemente personas muy obesas o flacas en extremo… Pero entonces ya era tarde, y el desprecio y el resentimiento alimentados durante décadas había prendido, y nada -ni los llamados de los líderes ni de los gobiernos-, lograron contener el estallido de odio cerval y primitivo.
Siempre fue así. Denme un motivo para matar y verás emerger en mí a un sicópata, a un auténtico asesino. Lo único que necesitamos es permiso. Permiso y legitimidad: Dios, la Patria, desde siempre fueron los mismos. ¿Pero esto? ¿Quién lo hubiera previsto?
Y así fue como los Gordos y los Flacos juraron combatir hasta el exterminio del enemigo.