abandonándose
a una correntada
que emanaba de
los árboles
y la tierra
y también de
sus células
rompía la
soledad
y se
descubría en el mismo parque
donde ya no
estaba solo sino
con los
demás
no aparte
sino parte de aquél
prodigioso equilibrio
Pero el
deseo
(así fuera
el deseo elemental de compartir
lo que vivía)
lo
arrebataba precipitándolo
en la
búsqueda de alguien más
y de esa
forma caía a
otra soledad
ahora ríspida y amarga
Caminaba ansiosamente
sin dirección
aguardando en una esquina
en un chat en un email
una señal un guiño
que lo redimieran de sí mismo
Acariciaba a tientas el teléfono en su bolsillo
preguntándose a quién llamar